Hoy se estrena esta película, basada en una de las mejores historietas de todos los tiempos y un clásico de los años 80. En los Estados Unidos ya amenaza ser un fenómeno de taquilla.
Por: Silvia MaestruttiAunque parezca extraño hay mucha gente apostando sobre que pasará cuando la película Watchmen, que los argentinos podrán ver a partir de hoy, estrene mañana en los Estados Unidos. Por lo pronto, las entradas se están vendiendo con anticipación como si fueran pan caliente, cuatro veces más que para la película 300, la otra novela gráfica que hizo popular el director Zack Snyder hace dos años y que terminó siendo un éxito de taquilla mundial después de recaudar 200 millones de dólares en su país.
Norteamericano, casado con su productora Deborah, cuyo nombre lleva tatuado en el brazo, padre de seis hijos que no pueden ver sus películas porque las hace prohibidas para menores de 18, Zack Snyder venía del campo publicitario (hasta viajó a Buenos Aires para filmar una publicidad de una bebida) cuando le ofrecieron realizar una versión cinematográfica de 300, la novela gráfica de Frank Miller. El éxito fue tan fenomenal que transformó a Snyder en un alquimista en la percepción de los inversores y por eso le encargaron una tarea aún más ciclópea, llevar al cine una versión de Watchmen, un proyecto demorado por décadas por la dificultad de traducir en imágenes el intrin cado universo del cómic de Alan Moore. Una obra maestra del género escrita en 1986 que conquistó una multitud de fans y hasta recibió un premio Hugo, un galardón literario al que hasta entonces solo accedían los escritores de novelas de ciencia ficción.
No fue fácil, cuenta Snyder, tuvo que pelear -"yo lo llamo discutir más que pelear" corrige él- para que los ejecutivos de Warner aceptaran sus términos, al parecer inquebrantables. "Ellos querían que la película fuera más corta y para eso tenía que perder algunos personajes y me negué totalmente. También me negué a hacer una película apta para mayores de 13 años, ya que hubiera tenido que hacer concesiones muy importantes en el argumento y lo único que me interesó desde el primer día fue ser fiel al cómic original. Nada más", dice el director, 43 años recién cumplidos y unas ganas tremendas de compartir su producto con los millones de fanáticos de Watchmen, la novela gráfica más celebrada de todos los tiempos.
Snyder tampoco aceptó sugerencias en cuanto al elenco. Como en 300, él no quería utilizar figuras conocidas y mucho menos celebridades. "Solo buenos actores". En este caso, un grupo de actores encabezado por Billy Crudup y Carla Gugino. Se plantó y consiguió (casi) salirse con la suya en todos sus requerimientos. En julio se estrenó en DVD una versión del director de 200 minutos, bastante más de los 161 minutos en que quedó la película para su exhibición comercial. "La daremos en cines de Los Angeles y Nueva York, estoy seguro que a los fans les va a encantar ver más", insiste.
"Zack es como un chico dotado de una enorme capacidad intelectual", lo elogia uno de sus actores, Matthew Goode, quien en en la película interpreta a Ozymandias, un superhéroe con delirio de grandeza, y el único del grupo de encapotados que supo explotar el fenómeno del merchandising y hacerse rico. Dave Gibbons, ilustrador original del cómic, le dijo a Clarín en Los Angeles que está fascinado con la forma en que el director le dio vida a sus dibujos. "Está todo ahí, fue muy fiel al original. Lo único que me sorprendió fue la voz que le puso a Dr. Manhattan, nunca la hubiera imaginado así, pero ahora no puedo pensar en él sin asociarlo con esa voz profunda". Británico como Alan Moore, Gibbons recuerda haber dibujado la acción de Watchmen tras largas conversaciones telefónicas mantenidas con el escritor, el genio creador de de V for Vendetta y La Liga de los hombres extraordinarios, entre otros cómics.
Moore se convirtió en una celebridad con el éxito de sus cómics en los 80 y decidió llamarse a semi retiro ganando fama de ermitaño. Está peleado con Hollywood y con las versiones anteriores de sus cómics. Pero Snyder dice que se contenta con pensar que algún día, quizás, quiera ver su película. "Me encantaría saber que le gustó", ofrenda en su carácter de fan confeso.
Watchmen conlleva la idea de un mundo de guerra fría con Rusia en el que todo el tiempo existe la posibilidad de que algún superpoder (Estados Unidos o Rusia en este caso) oprima el famoso botón rojo y empiece una guerra nuclear. En este universo los superhéroes han existido desde la década del 40, bautizados como Minutemen o Vigilantes, gente común, sin superpoderes, dedicados a combatir el mal y la corrupción de la sociedad. Uno de ellos. Dr. Manhattan, adquiere poderes especiales tras el fracaso de un experimento científico y se convierte en un semidios, una figura fantasmal que irradia un azul magnético y puede ir a meditar a Marte o ver el futuro. El presidente Nixon, reelecto 5 veces en la ficción de Watchmen, lo envía a Vietnam como principal arma de guerra y consigue que el Vietcong se rinda. Billy Crudup debió prestarse a que le pintaran la cara y le pusieran unos señaladores para que los animadores luego muevan un Dr. Manhatan virtual al ritmo de sus expresiones faciales.
Las décadas pasan, llegan los hippies y la explosión pop de la mano de Andy Warhol, la gente joven ya no quiere vigilantes, los superhéroes tienen que sacarse los disfraces a riesgo de ser linchados por la multitud. Roschard, el único que no acepta sacarse la máscara, será el encargado de juntar a todo el resto para vengar la muerte de uno de ellos, "el comediante", un mercenario contratado por el gobierno, un sádico, ¿un superhéroe? "Eso es lo bueno de este cómic, que nos permite desarticular todas las concepciones que tenemos sobre los héroes encapotados. Estos personajes no son Batman o el Hombre Araña. Son complejos. Y tienen su propia escala de valores para medir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. Si leíste el cómic te quedaste pensando y me alegraría saber que lo mismo ocurre cuando el público termina de ver la película", dice Snyder.
La película es violenta, "es una violencia provocativa, pero en ningún momento es gratuita", defiende Billy Crudup. Como saben los fans de 300, la de Snyder es violencia coreografiada como si se tratara de un videogame, de hecho la compañía de videogames AE acaba de contratarlo para desarrollar tres juegos. Y él como un niño, se frota las manos imaginando lo que podrá hacer con ese otro medio de expresión. "Si las cosas no salen bien él no se va a deprimir, va a estar pensando enseguida en su próximo proyecto", confia Deborah, su mujer. Otros productores están un poco más preocupados, ya que un juez le permitió a otra distribuidora cinematográfica que reclame su porción de los derechos cinematográficos del cómic, en danza de hace 15 años.
Filmada en Vancouver, la ciudad de Nueva York fue recreada en un set espectacular. La película está llena de sorpresas. En una escena, Malin Akerman y Patrick Wilson se sacan sus ropas de héroes para hacer el amor al compás de una balada (Aleluyah) de Leonard Cohen y en otra escena en un cementerio se escucha a lo lejos a Simon & Garfunkel. "Empezar a ver la película y escuchar a Bob Dylan, eso no pasa muy a menudo en los cómics, ¿no?", se vanagloria el director.
Fuente:
http://www.clarin.com/diario/2009/03/05/um/m-01870440.htm
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