Cuando nos conocimos, allá por el ochenta y algo, yo no me llamaba Majofa ni el El Magnífico, pero ya compartíamos una misma pasión: Los cómics.
Por aquel entonces, mi amigo ya era todo en experto en el manejo del lápiz y yo apenas si podía esbozar algún que otro garabato. Con el tiempo, y con su apoyo, la mano se fue soltando y los primeros personajes comenzaron a surgir. El siguiente es uno de ellos y lo creé especialmente para una tira que habíamos comenzado a escribir con el Magnífico. No tiene nombre y su aparición fue efímera ya que su historia nunca continuó más allá de una página, pero le tengo un enorme cariño porque fue el puntapié inicial de una larga amistad y cariño por las historietas (qué es como se le decía al cómic en mí época, ¿vio?)
Recientemente tuve la grata sorpresa de ser invitado a sumarme al blog Magnificomics, y para serles sincero, no sabía muy bien con que empezar (pánico escénico creo que le dicen). Pero el cumpleaños del Blogazo del Cómic me vino como anillo al dedo, y entonces, aquí va mi afectuoso saludo con aquel entrañable personaje.
Majofa